En julio del año 2017 decidí escribir un libro para apoyar un proyecto que estaba emprendiendo y que no terminaba de cuajar.
Cada vez que me disponía a escribir un párrafo, a pesar de que domino de sobra el tema, me bloqueaba.
Me sentía incapaz de articular mis conocimientos para expresarlos de forma sencilla.
Tenía el argumento, los personajes, un editor esperando pero algo que no terminaba de identificar, era como una nebulosa mental que me impedía escribir.
Había perdido la campaña del “Día del Libro” y quería llegar a tiempo con la de “Navidad”.
Recuerdo que hablando con una amiga éstas fueron mis palabras:
No puedo ver hacia dónde tengo que ir.
Tengo un muro delante de mí que es transparente pero que, a la vez, no me deja ver lo que hay detrás.
Es como si mi futuro se me escapara de las manos y no pudiera atraparlo.
Entré en la aplicación, seleccione el módulo de metas a medida y cargué el programa:
Soy una escritora eficaz y avanzo con paso firme
Me salió que sí estaba programada para escribir y avanzar.
De hecho nunca había tenido problemas para enfrentarme al folio en blanco, pero si no eras ese el problema, ¿cuál era?
Caí en la cuenta de que la idea de escribir este libro surgió como parte de un negocio que estaba tratando de emprender, tal vez…
… y probé con este otro programa:
Soy una emprendedora eficaz y avanzo con paso firme
En la fase de diagnóstico, además de no tener el programa activado, ¡Oh! sorpresa, sorpresa tenía algo más que no me esperaba: una emoción atrapada.
Luego te cuento lo de la emoción porque no tiene desperdicio.
El caso es tras hacer el proceso completo de autoterapia hasta activar el programa para emprender con éxito conseguí terminar el libro y uno de los escollos en los que estaba atascada se resolvió.
Al final te cuento cómo.
Respecto a la emoción atrapada, siguiendo el método de la aplicación resultó que la emoción no era mía sino que era de un antepasado, mi abuelo paterno.
Esta emoción la había heredado a través del subconsciente emocional de mi familia paterna y bloqueaba cualquier intento de emprender.
¿Sabes cuál era esa emoción?
Seguro que has respondido que impotencia, miedo, frustración, … las habituales pero no, no fue así.
El subconsciente habla en su propio lenguaje y no entiende los razonamientos de la mente consciente.
Así que cuando la mente subconsciente y la mente consciente no están alineadas, vivimos saboteando nuestras mejores intenciones.
La mente subconsciente siempre gana.
En este caso la emoción era la inseguridad creativa
Y pensé:
¡Ufff!, ahora caigo en la cuenta de por qué mi abuelo fracasó en los negocions,
por qué a mi padre le ha costado tanto reponerse de una quiebra y
mi hermana también está teniendo problemas con un negocio que acaba de abrir.
Al estar en el subconsciente familiar nos afecta a todos los que queríamos emprender.
Me sentí liberada y sonreí, porque cuando uno toca la verdad, solo puede sonreir.